Cuento: Los niños del viento

Leyenda africana


Les comparto esta genial historia que también tenía en el otro blog. 



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Durante todo el día el Viento atraviesa los mares y las islas, corre por entre las montañas y los valles, sopla en los bosques y desiertos. Al llegar la tarde se calma y descansa, se transforma en persona o animal y reposa en una ladera o en una llanura. Y alguna vez descansa cerca de un poblado como sucedió aquel día en Maca.

La joven Aminata salió de Maca para buscar agua en el arroyo y encontró al Viento durmiendo bajo un árbol. Estaba envuelto en sudor y su cuerpo cubierto de heridas y cicatrices.

Aminata limpió y curó sus magulladuras y se sentí a su lado mirándolo cariñosamente. Al amanecer, el Viento abrió los ojos y vio la cara de la niña.

-Durante mucho tiempo he esperado a alguien como tú- dijo Aminata.
-Yo también he soñado contigo pero soy viajero, nunca me detengo, soy de todas partes porque tengo que cumplir un deber- respondió el Viento.

A medida que avanzaba la mañana, las gentes comenzaban sus labores: Las mujeres molían el mijo y los hombres llevaban sus redes hasta las balsas para salir a pescar.

Pero no había viento, las velas no se hinchaban y las barcas no podían navegar.

Los pescadores llamaban:
-Fum, fum, ven aquí, mi Viento ¿Ya estás viejo y sordo?
-Me llaman, tengo que ayudar a los pescadores a ir corriente arriba. Volveré Aminata, volveré- dijo el Viento antes de elevarse suavemente y perderse en la distancia.

Al llegar la nueva tarde Aminata acudió al mismo lugar pensando que todo había sido un sueño y mientras estaba recordando lo que sucedió esa mañana llegó, suavemente, el Viento. La muchacha no dudó en llevarlo hasta el poblado e invitarlo a su casa donde cenaron y charlaron amistosamente.

El Viento contó sus viajes y aventuras mientras todos escuchaban interesados.

El Viento salió esa misma noche mientras todos dormían y regresó a la mañana siguiente cargado de regalos de todas las partes del mundo. El Viento quería casarse con Aminata. La boda se celebró y eran felices pese a que él debía salir todos los días a ayudar a hombres y animales. Al anochecer regresaba de nuevo al poblado.

Tuvieron un niño, Mamadu Mata, y una niña, Binetu. Mamadu Marta ayudaba a los pescadores de Maca haciendo que sus barcas navegaran río arriba; y a las mujeres les soplaba las ropas tendidas al sol. Binetu cantaba como los pájaros y en el jardín de su madre crecían las más bellas flores de todos los lugares del mundo.

Cuando Aminata tuvo su tercer hijo, Alama, el más bello de todos, el Viento no pudo llegar porque estaba en tierras muy lejanas. Aminata esperaba y esperaba mientras se sentía muy enferma. Miraba a su nuevo hijo y como este comprendiera le dijo:

-Él vendrá. ¿Sientes el dolor de mi corazón? Recuerda, cuando seas hombre, que tu madre sintió el dolor de todos los que sufren y no tienen consuelo.

Cuando el viento llego a la mañana siguiente, Aminata había muerto. Y como es costumbre en algunos pueblos africanos, el niño fue criado por la vecina más cercana. Alama creció en la casa de un tejedor y se transformó en un hombre fuerte y vigoroso. Era solitario, amable y bondadoso. Cuando entraba una persona enferma sus palabras le calmaban el dolor.


Mamadu Marta, el hijo mayor, es el Viento de los mares, los pantanos y los canales. Binetu, la mediana, se encarga de los bosques y el campo. Trae los tibios días de la primavera y los frutos del otoño. Y Alama, el pequeño, tiene el reino más bonito de todos, es el reino de la misericordia. Se encarga de consolar dulcemente la tristeza del mundo, ayuda a los necesitados y canta a los que sufren. 


Comentarios

  1. Estoy muy feliz de haber encontrado este cuento, yo tenía una colección de libros infantiles con sus respectivos cassets pero se quedaron en mi casa le infancia. Llevo años intentando encontralos, en algunos canales de youtube habían unos parecidos pero no eran los mismos.

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